Sus lienzos y láminas delimitan el universo en el que múltiples trazos y formas canalizan sin tregua la fuerza interpretativa del artista. Sin olvidarse del prolífero tratamiento que recibe el color en toda su obra, hay que destacar el protagonismo que el negro manifiesta en la evolución de todo su trabajo. En algunas series el negro se armoniza como fondo con los trazos y grafismos del resto de colores, en otras, el negro es el trazo y el grafismo, en las más atrevidas se convierte en el único representante cromático capaz de soportar toda la carga expresiva de la pieza. La obra de Ruz vital y consistente, destila con su trabajo sincero y tenaz, una experiencia contemplativa a través de la cual el artista vive la vida y la interpreta. El resultado un misterioso e insinuante regalo lleno de belleza y armonía.